La calabaza pertenece a la familia vegetal de las curcubitáceas y proviene de América Central.

Es un alimento rico en carotenos (el color anaranjado de su pulpa deriva precisamente de esta sustancia), y en vitamina A, que desempeña una función específica en el proceso de visión en la oscuridad, y ejerce a su vez una acción protectora de las mucosas. Además, es fundamental en el crecimiento de dientes y huesos.

A estas sustancias podemos añadir una buena dosis de minerales (fundamentalmente potasio), proteinas y azúcares. Y, con todo, es un alimento con poquísimas calorias (19 por 100gr) , por lo que es recomendable en dietas hipocalóricas. Su zumo es laxante y un buen desintoxicante del cuerpo.

A nivel terapeútico, hay estudios que demuestran que los alimentos ricos en vitaminas antioxidantes C, E y carotenos reducen el riesgo de cáncer, enfermedades cardiovasculares y cataratas. Se ha concluido asismismo que quien sigue una dieta rica en curcubitáceas corre un menor riesgo de desarrollar tumores.

A todos estos beneficios se añade la facultad de combatir infecciones del aparato digestivo y, en el caso de las semillas de calabaza, ayudar a eliminar los parásitos intestinales.
Por último, hay que decir que la calabaza es apta para diabéticos, ya que estimula la función del páncreas contribuyendo a regular los niveles de azúcar en la sangre.

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