Por Henar Fuentetaja
Ingredientes: 2 masas o rollo de hojaldre extendidas, 1 calabacín grande, 1 cebolla grande, la parte verde de un puerro, 1/4 de taza de alga arame (medida en seco), 1 taza de garbanzos cocidos, 5 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen, sal marina, orégano, agua.
Preparación: Poner en remojo las algas llenando la taza de agua. Cortar la cebolla y el calabacín en cuadrados de 1 ó 1’5 cms. aproximadamente y el puerro en medias lunas de 1 cm. de grosor. Calentar una sartén de acero inoxidable a fuego alto y agregar el aceite. Cuando esté caliente añadir la cebolla y media cucharadita de sal marina y saltear sin parar para que no se pegue. Un minuto después añadir el puerro y seguir salteando un par de minutos más hasta que se ablande bien. Entonces incorporar el calabacín y sin dejar de remover durante otro minuto. Bajar la llama a la mitad e incorporar las algas, algo más de la mitad del agua de remojo y una cucharada rasa de orégano. Tapar y dejar cocinar hasta que el agua se haya prácticamente consumido. Apagar y mezclar entonces los garbanzos que antes habremos machado ligeramente. Dejar reposar destapado durante diez minutos.
Mientras precalentar el horno durante diez minutos a 180º. Cubrir un molde de horno (redondo, cuadrado, rectangular… la elección es vuestra) con el papel para horno que acompaña a la masa o, en su defecto, aceitar bien el molde. Extender por encima la masa haciendo que se adapte bien a la forma del molde y pinchar ligeramente la base con un tenedor. Rellenar con la mezcla esparciéndola de manera uniforme y cubrir con la otra masa a modo de tapa. Cortar la masa que pudiera sobrar por los lados y sellar los bordes juntándolos y enrollándolos con las manos cuidadosamente para que quede todo bien cerrado. Con la masa sobrante podemos hacer adornos para colocar sobre la parte de arriba (bolitas, tiras, espirales…). Meter en el horno sin gratinador colocando el molde sobre una bandeja de rejilla preferiblemente y dejar hornear a temperatura constante durante 20 minutos o hasta que veamos que la masa ha subido y está un poco dorada. Apagar el horno y dejar dentro cindo minutos más, luego entornarlo para que vaya bajando la temperatura de forma gradual. El hojaldre lo podemos comer ligeramente caliente o bien frío, a nuestro gusto. Así que…¡buen provecho!