Cada lata no reciclada equivale a consumir la mitad de su volumen en petróleo. Es decir, que es como si utilizásemos 16,5 ml.(o cualquier otra medida si se trata de otra clase de latas) de petróleo «nuevo» con su consiguiente contaminación, ya que para la fabricación de las latas hay que emplear una serie de recursos que nos ahorramos cuando el aluminio ya está producido y simplemente hay que reciclarlo para su reutilización. Si a esto añadimos además que la lata se tire o se deje abandonada en medio del campo, en la playa o en algún otro lugar donde no haya servicios de recogida asiduos, el impacto que genera el residuo es aún mayor, visual y ambientalmente.